:: El viaje a la maternidad, que tiene parada al crecimiento personal ::

Bienvenida seas al viaje a la maternidad, que tiene parada al crecimiento personal. Visitaremos diferentes calles turísticas en donde te enfrentarás con grandes miedos y al mismo tiempo, al final, obtendrás muchas satisfacciones.

Vea turista aventurera, el viaje empieza con un recorrido en la colonia del miedo, cuando entres en las primeras calles, comenzarán las inseguridades. En primer instancia, te preguntarás ¿podré ser capaz de criar a un pequeño ser humano de la mejor manera? pero, ¡no te preocupes! que te aseguro que lo vas a ir superando de manera personal mientras vas recorriendo el camino. Lo primero está, en el sentir esas pequeñas patadas en el vientre y sobre todo, cuando escuches por primera vez su corazón palpitar, que a tú alma le dirá “Te amo, te amo, te amo” y eso, te será necesario para irte fortaleciendo y salir triunfando de aquellas turbulentas calles. Pero, te confirmo que en cuanto salgas de ahí, entrarás en un sendero de tranquilidad, como si flotaras entre las nubes. Y es así que, muchas conocen el amor a primera vista, desde el momento en el que ven sus ojos reflejados en otro ser y este trae consigo la hermosura de que en cada amanecer te regalará la primer sonrisa del día; que te conquistará desde lo más profundo de tus entrañas.

A tu derecha puedes observar la calle de las inseguridades, para llegar al destino tendremos que pasar de vez en vez por aquí. Las características de éste lugar, es que empiezas a entender que no conoces a ese pequeño ser que esta entre tus brazos, tartamudeas al corregirlo y comienzas a imaginar que aún puedes dar lo mejor de ti, y tal vez lo estés haciendo bien o quizás lo estés haciendo mal. Comienzan las frustraciones y con ello, empiezas a juzgarte rudamente al creer que aún puedes dar más, es decir, que existe todavía algo más que dar para seguir amando, podrás sentir que nunca es suficiente y te sentirás culpable, pero ¡dentro de lo malo, en sus entrañas tiene algo bueno! comienzas a aprender a perdonar, a perdonarte… Y hacer más comprensiva contigo misma y con la vida, entrarás en una fase de sabiduría que te será necesaria para el futuro. Y ahí en esa esquina veremos la calle del gozo, es reconocida por que en ese lugar habrás aprendido a conocer a ese pequeño mini tú, conoces sus gestos, desde su sonrisa traviesa hasta esa única mirada que te hará sentir que te derrites.

¡Mira a la izquierda! ahí está el puente de la trasformación, cuando lo crucemos experimentarás una nueva esencia y obtendrán “los poderes de súper mamá” reconocidos por que podrás encontrar todo aquello que este perdido, y tus besos se trasmutarán en bálsamos curativos y tus brazos en refugios de seguridad ¡estoy segura que ya estás sintiendo que el viaje vale la pena! ¿cierto? (es necesario recordar que cada vez que entres en medio de estas calles saldrás aprendiendo algo nuevo).

Prepárate turista aventurera que estamos por llegar a la colonia más popular de este viaje. A partir de esta esquina en adelante las calles pertenecen al del amor, definitivamente la favorita de muchas. ¡Mira! ¡no parpadees! te aseguro que tú no querrás perderte ni un segundo; estamos por atravesar la calle del auténtico amor ¿tú quieres saber una curiosidad? esta calle es unidireccional, y esto se debe a una representación que el amor de una madre, no comienza por interesarse en saber cuánto suele ser correspondido, sino, cuanto amor eres capaz de dar, y es un hecho que se entiende que no es correspondido, pues al no necesitar tener la seguridad de que va hacer reciproco te puedes entregar por completo, comprendes el arte de amar sin esperar nada a cambio, florece la esencia del verdadero amor.

¿Ven ese callejón que está en la izquierda? suelen entrar las mujeres que yo admiro de manera sincera pues no todas se atreven hacerlo, pero las que lo hacen, son las que están en otro nivel, se caracterizan por la fortaleza que tienen en su corazón y su capacidad de amar y luchar para conseguir el bien de ese bebé que decidió nacer con una discapacidad para ser el maestro de vida de quienes lo conocen y lo aman. Esas mujeres suelen convertir el amor en milagros, son pocas lo que lo logran pues se atraviesa por un sufrimiento que no tiene nombre. Se dice que no existe dolor más fuerte que el ver sufrir a tu propio hijo, por eso para mí, son guerreras y todas aquellas que atraviesan de manera victoriosa por ese callejón, deberían escribir su nombre en planchas de oro.

Pasando el semáforo, de lado derecho podrán observar el arco que se conoce como “El amor al revés” Se hizo al descubrir que, en algunas ocasiones mujeres que deciden aventurarse en este camino hacia la maternidad, lo hacen con miedo e inseguridades, su cuerpo de manera instintiva se sincroniza para formar cada pedacito que se ocupa para crear a un bebé, ellas no logran sentir el amor que necesita su hijo pero, sin embargo, el hijo tiene la capacidad de amar a la madre de tal manera que en el proceso se va preparando para trasmitirle sin necesidad de hablarle, sin conocerle, el amor que a ella le hace falta, son ángeles que deciden convertirse en bebés para sanar las heridas de aquella mujeres que fueron lastimadas hasta llevarlas a la muerte en vida, tienen como misión revivir los corazones muertos que palpitan por meramente instinto.

Estamos por finalizar este camino hacia el crecimiento personal que ofrece la maternidad, vamos a pasar por las calle del “acto de amor” para estas calles, se necesita tener una capacidad de amar muy peculiar, no todas lo logran, pero lo que lo hacen llegan a experimentar una entrega de amor que es difícil. Está lleno de prejuicios y muchas no lo consiguen, se necesita tener un nivel de pensamiento y de consciencia que en ocasiones se considera fuera de este mundo. Las mujeres que suelen transitarlo, son aquellas que tienen la templanza de amar a un ser que no es de ellas y convertirlos en suyos. Me refiero a las mujeres que adoptan a bebés de otras mujeres y logran amarlos como si ellas los hubieran tenido en su vientre, se percibe como un acto de amor porque no cualquiera lo hace, muchas se quiebran en el proceso y se resisten, no pueden amarlos como si hubieran sido de ellas y por eso, esas madres que si lo hacen, se ven como “la madre de la vida” la jerarquía más alta que una mujer puede aspirar.

Ahora bien, mujer turista de la maternidad, el viaje ha terminado y espero que te haya gustado porque para mí fue un placer acompañarte en esta expedición.

Escrito por: Ednotika M.

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